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En la cultura del Antiguo Medio Oriente, en tiempos del antiguo Testamento la mayoría de la gente no tenía “identidad propia”. Su identidad estaba ligada a la pertenencia a una familia y clan. Todos, pero especialmente las mujeres, dependían de sus familiares para recibir sustento y protección y en ocasiones para su misma supervivencia. Del mismo modo estas personas dependían de su familia, especialmente del patriarca de la misma, para tener una identidad. En el mundo del Antiguo Testamento (y en otras culturas) el honor era la fuerza subyacente que motivaba y regulaba el comportamiento social. Sólo los hombres eran considerados portadores del honor y sólo ellos podían comprometerse públicamente en acciones intrépidas y valientes que les permitieran aumentar el nivel de honor de la familia. La mujer por otro lado era vista como una potencial fuente de vergüenza por lo tanto debía comportarse de manera quieta y modesta. Sobre todo, ellas debían pasivamente proteger el honor del patriarca y de la familia a través de la castidad sexual. Muchos pasajes del Antiguo Testamento nos muestran que la virginidad y la belleza eran los atributos más preciados en una joven casada y la exclusividad sexual y la fertilidad en las casadas. En esta parashá veremos como YHWH cambia el estatus de verguenza a Honor de Rebecca, tipologia profetica de Israel.